1 mai 2011

TRAYECTORIA


No sé de qué mal moriré:

Una angustia me devora el pecho,

E invade mi vida que no elijo,

Sólo dejándome mi fe.

Tengo yo en el corazón un hermoso vaivén,

Rodeado de aquella sonrisa nueva

O de heridas que nunca se resorben.


Imagina que haya una divina ilusión,

Nacida de juegos o de algún ademán;

Tapices volantes pronto te llevarían

Enfrentándote a esta idílica división.

Ríndete; dame la mano.

Me ofrece la luz maravillosa,

Iluminando nuestra paralela,

Nuestro amor perpetuo.

A pesar de los cambios de ritmo,

Bailamos con esta música; porque sabes,

Las luchas intestinas de nuestros riñones

Embrujan siempre cada momento.


Veremos tú y yo lo que obtendremos,

Acrósticos e imanes y varios soles.

Iremos cada vez más bajando los astros,

Verticalmente o no, como tú lo haces.

Espejo que nunca se apague,

Nunca supe de qué bien moriré…



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